miércoles, 31 de agosto de 2016

De la Calle a Palacio. Por Jotamario Arbeláez. EL TIEMPO 30 y 31 de agosto de 2016.

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De la Calle a Palacio
Por Jotamario Arbeláez
Jotamario Arbeláez
EL TIEMPO .com,   30 de agosto de 2016. Impreso,  30 de Ago.


Si en este momento hay algún héroe en el país –aparte de los deportivos–, es Humberto de la Calle, a quien durante cuatro años le tocó lidiar no solo con la delegación de las Farc exigiendo imposibles, sino con la del Gobierno negando concesiones de plano hasta lograr llegar al acuerdo. Ha sido una labor tesonera, manejada con filigrana política, que le ha merecido un universal reconocimiento.

De la Calle ha sido el único político que se ha atrevido a hacer confesión de fe nadaísta, desde que comenzó su carrera política. Echó por la borda la vicepresidencia ante el escándalo de los dineros calientes cuando en el gobierno Samper. Fue figura estelar en la Constituyente del 91, que promulgó la nueva Constitución.

Desde hace más de dos años los nadaístas lanzamos un nuevo manifiesto, ‘A lamierda con la guerra. Nadaístas por la paz’, que se ha distribuido por el mundo profusamente. En él contamos lo que fue la guerra para nuestra infancia y juventud. Y hacemos un reconocimiento a quien estaba forjando el talismán de la paz, postulándolo al solio.

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Muchos pensaban que los nadaístas estábamos tratando de capitalizar los arrestos juveniles del estadista caldense para ubicarnos en el estrellato político. Pero el mismo día que se proclamó el acuerdo de paz, apareció en la revista Soho (No. 196, Ago. 2016 * ) el artículo ‘Yo, nadaísta’, firmado por De la Calle, en el que hace las siguientes precisiones: “El nadaísmo era una voz fresca, un collage luminoso, no siempre orgánico, una colección de destellos, un llamado a la libertad. Caí allí como abeja al panal... Yo era una generación más joven. No hice parte del estado mayor. Fui un monaguillo de la causa”. Y termina definiendo lo que significó su fe nadaísta para asumir el trascendental desafío: “Del nadaísmo queda el sustrato central: la mente abierta, el deseo de experimentar, el terror al dogma, la búsqueda incesante de la libertad, el derrumbe del mito. Ahí sigo. Y ahora, en Cuba, buscando afanosamente la paz, creo que continúo el mismo camino...”.

En reciente entrevista para EL TIEMPO acerca del proceso, María Isabel Rueda le preguntó: “¿Su pasado nadaísta le ha ayudado a lidiar esta situación?”. Y él respondió. “Pues en cierta forma sí, porque soy un pesimista irredento, y me siento muy orgulloso de ser, dijéramos, el capitán de las huestes pesimistas. Porque eso es lo que lo cura a uno de las frustraciones y también le permite mirar un poco de lejos todo esto”. Queda entonces de una vez bien establecido que el nadaísmo era pesimismo, pero del bueno. Y esta situación lo confirma.

En El Espectador del 31 de mayo del 2015 aparece este título: Piedad Córdoba propone a Humberto de la Calle ser candidato presidencial: “El exministro tiene la experiencia y el conocimiento suficiente para que los acuerdos de La Habana se puedan desarrollar en el posconflicto”.

Y es verdad. ¿Quién podrá llevar las riendas en el inmediato futuro con el pleno conocimiento de lo que se negoció, no sea que nadie vaya a pasarse de la raya o desconocer una pizca de lo acordado? Eso seguramente lo haría un presidente como Vargas Lleras, que ya vimos que ante la notificación del Presidente para que se pronunciara por el Sí, lo hizo de tal manera que casi era un No.

Nuestros enemigos, si nos quedan, no deben temer que los nadaístas aspiremos al Congreso por votos ni a dedo, ni a ningún ministerio, pues ya estamos muy viejos, y si no trabajamos cuando teníamos alientos mal podemos hacerlo ahora pensionados de conspiradores. Pero seguiremos con nuestra campaña ad honorem para que De la Calle sea presidente. Hay la vieja profecía, publicada en el n.° 1 de Nadaísmo 70, de que, “tal como van las cosas, un día el presidente de Colombia será nadaísta”.

Jotamario Arbeláez
jotamarionada@hotmail.com
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* Para ojear parte de la revista: 

Allí, entre otros temas y fotos:  Melania Trump, cuando modelo.  
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