miércoles, 18 de diciembre de 2013

UN LIBRO ADMIRABLE : “LA UTOPIA DE LA UNIVERSIDAD” POR JAIME POSADA. Por Académico Efraim Otero Ruiz, M.D. Discurso de posesión como Numerario de la Academia Colombiana de la Lengua

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UN LIBRO ADMIRABLE : 
“LA UTOPIA DE LA UNIVERSIDAD” 

POR JAIME POSADA

Académico Efraim Otero Ruiz, M.D.

Discurso de posesión como  
Numerario de la Academia Colombiana  de la Lengua

Bogotá, Diciembre 9, 2013 

NTC ... agradece al autor el aporte de su texto y la autorización para publicarlo.
Celebramos su designación. Felicitaciones 

1.    UNA GRATITUD Y UNA EVOCACION

Ante todo quiero agradecer a los Miembros de Número que me eligieron el pasado octubre para ocupar como Numerario la silla K, ocupada desde su creación por insignes Académicos (como Felipe Zapata, Rafael Uribe Uribe, Laureano García Ortiz, Germán Arciniegas), el último de los cuales, Don Fernando Hinestrosa Forero,  fue una de las grandes figuras de las leyes y las letras de Colombia. Con Fernando tuve una amistad de más de 65 años, que se inició en los claustros amables del Colegio de San Bartolomé-La Merced, donde su congénita disposición por la ley y el orden y su suaviter in modo me defendía de los ataques oratorios de mis compañeros de la Academia Literaria Jorge Isaacs, futuros abogados. Después seguí con atención su carrera universitaria y su especialización en el extranjero y luego  su vitalicia y admirable Rectoría del Externado de Colombia, departiendo su amistad con Consuelo, su esposa y sus hijos. Con frecuencia le oí citas de sus traducciones de notables autores italianos-que denominaba “mis maestros”- y en la casa abierta de Enrique Uribe White –cuya biografía yo escribí en 1999, con prólogo del Presidente Belisario Betancur- oíamos embelesados  a Enrique y a mi colega Juan Di Doménico recitar de memoria los sonetos del Dante o del Petrarca. Ante estos amigos desaparecidos sólo puedo repetir el verso incesante de Carranza : “Todo cae, se esfuma, se despide—y yo mismo me estoy diciendo adiós”.

2. UNA VIDA DEDICADA A PROMOVER LA INVESTIGACION
                                     
         A los extensos y merecidos elogios que se han escrito y se escribirán sobre la obra del Académico Jaime Posada y a su labor como profesor, periodista, político excelso, Rector universitario y Director de Academias hay una de sus facetas que no quisiera dejar pasar desapercibida y es la de su vocación y denuedo por la investigación universitaria. Tema este que hay que agitar frente a las crisis científico- educativas que de continuo nos amenazan y a las débiles soluciones que se plantean frente a un problema esencial como es la orientación y formación de investigadores que nos permitan llegar siquiera al 1.5% del P.I.B. como financiación dedicada a la ciencia y la tecnología nacionales.
         Efectivamente su libro “Utopía de la Universidad” [1] arranca, desde el primer capítulo con el llamado al Presidente Alberto Lleras, hace 56 años, por que se financie ampliamente la educación y dentro de ella la investigación como componente primordial, con fondos estatales y privados. Trae para ello el ejemplo de los Estados Unidos “donde esos capitales cumplen una función social, abriendo grandes laboratorios, ofreciendo bibliotecas completísimas, creando becas de especialización, destinando sumas para toda clase de organizaciones encaminadas a fortalecer en los ciudadanos, desde la primera, edad, la conciencia de sus deberes y sus derechos”.[2]
         Esa función social de la investigación recorre las 5 secciones y 34 capítulos en que se divide el libro. Como anota en su preámbulo el exPresidente Belisario Betancur, Miembro Honorario de esta Academia, congratulando al Rector Posada por su iniciativa de haber creado la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN) en 1958, “la búsqueda desinteresada de la verdad, el método riguroso de esa búsqueda y la certidumbre de integridad de quien la emprende han tenido, además de su conflictividad con el poder y con la tradición que la cobija, la connotación del respeto a las categorías que cautelan a la persona humana”. [3]
         Esas ideas supo transmitirlas nuestro Ministro y Embajador a la UNESCO ya desde finales de los 50s, cuando apenas se balbucían los programas de ciencia y tecnología para la que fue fundada dicha agencia. Apenas 4 países latinoamericanos : Argentina, Brasil, Colombia y México comenzaban a preocuparse por ese embrión incipiente. Y sobre todo se dejó sentada una premisa, que años después los intereses económicos trataron infructuosamente de romper : que la ciencia y la tecnología son un continuo permanente, pues sólo donde se haga buena ciencia podrá surgir una auténtica e innovadora tecnología, teniendo como base el recurso humano que, a su vez, debe originarse en una óptima educación. Y que, como vimos arriba, el aporte financiero del sector privado, bien orientado y bien medido, debe ayudar a avivar esa fragua. De ese grupo latinoamericano, pero principalmente de Argentina (con Jorge Sábato, primo del insigne escritor y también científico Ernesto) y de México, surgió lo que en los 70s vino a conocerse como el “triángulo sabatiano” de las necesarias interacciones entre gobierno, universidad e industria, imprescindibles en nuestros países y que en Colombia apenas a medias estamos alcanzando.[4]
         Esas ideas fueron permeando el ambiente educativo latinoamericano, mucho antes de que comenzaran a crearse los consejos u organismos nacionales de tecnología y que, miradas retrospectivamente, trataban de responder esencialmente los interrogantes que después hemos venido planteando quienes nos sumergimos de lleno en esas redes, a saber : 1. Qué se investiga. 2. Para qué se investiga. 3. Quién investiga- 4. Dónde se investiga y 5. Con qué se investiga.[5]
         Mi primer contacto con el Rector y Embajador Posada, además del paisanaje y del conocimiento recíproco de nuestras familias, lo tuve a través de un colaborador y amigo suyo en la Universidad de América, Gustavo Hitzig Berggrun, médico formado en investigación oncológica en Estados Unidos y clínico y docente en el Instituto Nacional de Cancerología, a quien conocí cuando yo ensayaba mis primeros pinitos en esa institución, como lo he descrito en mi libro de gran formato sobre esa historia[6]. Por mi amistad con el Director de ese entonces, José Antonio Jácome Valderrama –cuya biografía[7] constituyó mi trabajo de ingreso como Miembro Honorario de la Academia de Historia de Santander- y la amistad ya existente de tiempo atrás entre mis dos paisanos, pude conocerlo más de cerca y asistir a reuniones donde esas ideas ya se debatían ampliamente. Como prueba de ello, en su discurso de 1961 “Una Política Educativa para Colombia” Posada afirmaba : “A la trilogía clásica de los fines universitarios consistente en conservar la ciencia, acrecentarla y difundirla con miras a la formación moral del hombre, hemos de agregar otros objetivos propios del medio americano en el que nos corresponde actuar”.[8]
         Años más tarde, dirigiendo yo ya el Departamento de Investigación de Cancerología a mediados de los años 60s, mientras dictaba-como consultor de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos- uno de mis cursos de Medicina Nuclear en Ciudad de ´Guatemala,[9] me encontré por casualidad con el  inolvidable exMinistro Gabriel Betancourt Mejía, hoy desaparecido, quien viajaba en misión de la UNESCO dando conferencias sobre crédito educativo. Asistí a algunas de ellas y lo oí predicar, a nombre de esa Organización, los  mismos planteamientos que su amigo,  el Embajador Posada, había impreso y diseminado en ella y que apenas estaban comenzando a dar fuerza y vigor operativos a la letra S  (“Science”) de su conocido acrónimo. No nos olvidemos que Betancourt Mejía, como Ministro de Educación del Presidente Lleras Restrepo, fue el gran impulsador, junto con Octavio Arismendi Posada, de la Reforma Educativa de 1968, que llevó a la creación de COLCIENCIAS, ICFES e ICETEX, tres de las agencias que han sido vertebrales en el impulso de la ciencia, la tecnología y la innovación en las últimas cuatro décadas.
En esos primeros años y quizás estimulados por la Alianza para el Progreso del Presidente Kennedy, por vía de las Naciones Unidas y de los diversos gobiernos, llegaron esos planteamientos a las Conferencias Internacionales de Presidentes Latinoamericanos, la más memorable de las cuales fue la de Montevideo en 1962. De ella surgió la firme decisión de crear los organismos o consejos de ciencia y tecnología en los distintos países uno de los cuales fue COLCIENCIAS, que comenzó a funcionar en 1969 y del cual tuve yo la fortuna de ser su segundo Director.[10]
Siguiendo esas normas, una de las primeras cuestiones que tuvimos que enfrentar fue la de identificar cuidadosamente entre los variados renglones del presupuesto nacional, cuáles de ellos correspondían realmente a la función “ciencia y tecnología”, para poder saber la magnitud del monto que se estaba destinando como porcentaje del PIB a dicha función.  Esa labor se ha proseguido como una de las actividades pivotales de la institución (hoy Departamento Administrativo) o de sus “observatorios de ciencia y tecnología” a través de los años. Con ello se intenta responder a uno de los desafíos planteados más adelante  en el libro, a saber: “El papel de la investigación en la universidad colombiana es claramente definitivo….El gobierno debe apoyar los esfuerzos de las universidades encaminados a dotarse de planes específicos de gestión de investigación, ciencia y tecnología”.[11]
3. UNA CONFERENCIA Y UNA POLITICA.
Debo anotar aquí que una de las experiencias más interesantes, acaecida a la mitad de mis 11 años como Director de COLCIENCIAS, fue mi asistencia como Presidente de la Delegación colombiana que participó en la magna Conferencia de Naciones Unidas para el Desarrollo que se celebró en Viena en septiembre de 1978. Desde su gestación tuvimos la fortuna de que Jaime Posada, Embajador Plenipotenciario ante el Gobierno de Austria (presidido entonces por el Sr. Kreisky), se ocupara intensamente de los preparativos. Ellos debían responder a las metas y propósitos planteados por la ONU ante los países en extenso documento[12], a saber : a. Fortalecimiento de la capacidad científica y tecnológica de los países en desarrollo. b. Reestructuración del sistema actual de relaciones científicas y tecnológicas internacionales y c. Fortalecimiento del papel de las Naciones Unidas en la esfera de la ciencia y la tecnología. Para ello contribuyó eficazmente la presentación de los cancilleres del Grupo Andino ante la Unión Europea en cuya representación asistió el Presidente Turbay Ayala ese mismo verano y a la Reunión de Cancilleres del Grupo de los 77, preparatoria de la misma, que se reunió en Bucarest 2 semanas antes de la Conferencia ; ambas contaron con la presencia de nuestro activo  y ubicuo Embajador en Viena. En esta última, insistía Posada, se llamó la atención sobre los siguientes aspectos : “Una proporción abrumadora de las actividades y de los recursos empleados en el campo de la ciencia y la tecnología está concentrada en los países desarrollados y una buena parte de ellos se destina a fines militares. Los países en desarrollo se encuentran inquietos porque los recursos se utilicen de esa manera, hasta el punto de poner en peligro la existencia misma de la humanidad”.[13] ¡Acordémosnos que esto se decía en medio del clímax de la  Guerra Fría!
Cuando llegamos a Viena  los 4 Delegatarios (los demás 6 políticos designados se habían dispersado en verdadera diáspora cuando el jet de Avianca tocó los aeropuertos de Madrid y de Frankfurt) éramos, además del suscrito, Fernando Chaparro Osorio, Sub-Director de COLCIENCIAS, quien después pasaría a Director después de brillante carrera como Director del Centro Internacional de Desarrollo e Investigación del Canadá y acaba de ser designado ViceRector Académico de la Universidad Central; Mariano Ospina Hernández, por entonces Embajador en Alemania Federal y actualmnte Presidente de la Fundación Mariano Ospina Pérez; y el nunca bien lamentado  Alfonso Patiño Roselli, Senador de la República, ExEmbajador en la ONU y ExPresidente de su Consejo de Seguridad, años más tarde sacrificado vilmente por la narco-guerrilla en el Palacio de Justicia. Fuimos recibidos y atendidos como príncipes por el Embajador Posada, quien no sólo puso a nuestra disposición todo el personal y los recursos de sus elegantes oficinas en la Stadiongasse, sino las atenciones que, en su bella y acogedora residencia cercana a los legendarios Bosques de Viena, nos brindaron él y su dignísima esposa Mariluz durante esa agitada semana.
Cuando los delegados nos bajábamos del tranvía (que era el transporte oficial dispuesto por la Conferencia) frente al Stadthalle o Palacio Nacional a las 8 am, ya el Mercedes negro había depositado a nuestro Embajador quien se encargaba, previo a las sesiones, de presentarnos a la mayoría de los Jefes de Delegación que él había conocido personalmente en sus viajes por América y por el mundo. Esto, por supuesto, facilitaba enormemente nuestras tareas. Desde un comienzo pudo notarse que ellas estarían divididas en dos aspectos principales tratados en salones diferentes, rara vez en plenarios : el de ciencias, un poco anodino a pesar de la importancia del tema, y el de tecnología, movido por los intereses económicos, que pronto se convertiría en el asunto principal de la Conferencia y en el motivo de nuestras principales frustraciones.
Por eso mismo decidimos dividirnos en dos grupos que asistíamos a distintos salones pero nos integrábamos nuevamente en las plenarias, los almuerzos o los intermedios para comentar lo expuesto : en el de Ciencias, Fernando Chaparro y Efraim Otero; y en el de Tecnología Patiño Roselli y los Embajadores Posada  y  Ospina aunque este último, por sus ocupaciones en Bonn, tuvo que abandonarnos muy pronto y sólo  pudo asistir a las sesiones iniciales y a las finales. Mientras Chaparro, Patiño y yo tomábamos notas, Posada no sólo lo hacía sino se movilizaba ágilmente de mesa en mesa tratando de transmitir, especialmente entre los latinoamericanos, las posiciones que los colombianos habíamos preparado de antemano y que gracias a sus esfuerzos tuvieron amplia acogida.
Ellas se pudieron resumir así, según el documento publicado por el mismo Embajador Posada en la Revista de COLCIENCIAS en 1979 :
1.     Colombia aspira –y lo ha venido repitiendo en los diversos foros preparativos de esta Conferencia en los últimos años-a que el conocimiento científico y tecnológico, entendido como un patrimonio acumulativo del género humano, sea incorporado como método y como herramienta para resolver los problemas de su desarrollo. En la medida en que cada país genere su propia capacidad científica y tecnológica será capaz de buscar soluciones apropiadas dentro y fuera del mismo y de intercambiar sus experiencias con la comunidad internacional.
2.   Colombia ha procurado orientar durante varias décadas el manejo de la ciencia y la tecnología con finalidades de desarrollarse y capacitarse consecuentemente. En ese sentido ha estructurado políticas que se ubican en un dominio sectorial en la medida en que impulsaron, v.gr. la investigación agrícola, la investigación industrial, la capacitación a nivel de postgrado en el exterior o la formación técnica de la mano de obra, creando instituciones aptas para desarrollar tales funciones.
3.   La política científica y tecnológica se está orientando prioritariamente a crear las condiciones favorables y a suministrar el apoyo necesario para estimular un amplio proceso de innovación tecnológica en Colombia a través de la acción conjunta del Gobierno, el sector productivo y el sector científico y tecnológico, predominantemente universitario.  Las líneas de acción específica se refieren a los siguientes aspectos : A. Identificar las necesidades científico tecnológicos que se derivan de los problemas socioeconómicos del país y orientar dicha demanda hacia la infraestructura nacional existente en este campo. B. Fortalecer la capacidad de las empresas nacionales para crear, evaluar, seleccionar y asimilar la tecnología. C. Regular y orientar la importación de tecnología de acuerdo con los objetivos del desarrollo social y económico social. Y D. Fortalecer selectivamente la capacidad científico tecnológica del país con base en programas nacionales de desarrollo científico y tecnológico en áreas de interés prioritario. [14]
Como podemos ver, era una anticipación de 35 años a los derroteros que todavía persigue el país. Desafortunadamente al final la conferencia se polarizó entre los países desarrollados, poseedores y negociadores de la tecnología y el know how, y aquellos en vía de desarrollo que demandábamos (como seguimos demandando infructuosamente) la cesión gratuita de esas tecnologías y de los derechos de patente ya vencidos y prolongados. Y no se logró ni siquiera que un mínimo de estas posibles concesiones quedaran en el documento final. Por eso la frustración que mencionábamos arriba, la cual hizo que uno de sus más agudos críticos la calificara como “una de las últimas conferencias desechables de Naciones Unidas”.
Confiábamos que las hoy ya remotas recomendaciones de este grupo encabezado por nuestro Embajador en Viena, se hubieran tenido y se tengan en cuenta al firmar o reglamentar los Tratados de Libre Comercio, hoy tan en boga, pero al parecer no ha sido posible.


4. COLOFON : UNIVERSIDAD NUEVA, UNIVERSIDAD  DE INVESTIGACION
Lo que sí quiero destacar, con estos asertos y estas remembranzas, es el haber vivido una época en que  los encauzadores y promotores de la ciencia trabajábamos en unión armoniosa con quienes hacían  la buena política y la buena diplomacia en el buen sentido de la palabra, como en el verso de Machado.  Reformando y pensando no en el pasado sino siempre en el futuro. Repitiendo lo que el autor dice en el párrafo final de su discurso de clausura :
“Universidad Nueva, pues, frente a Universidad Arcaica. Reforma con el alma en tensión hacia el futuro y no al amparo de signos anacrónicos. Reforma científica y progresista que, para estudiantes y profesores, quiere decir transformación en los métodos de enseñanza, actualización de técnicas y programas, orientación profesional, facilidades de enseñanza e investigación mediante unidades docentes adecuadas, número competente  de catedráticos de tiempo completo, carrera del profesorado, reconocimiento de méritos y consagración, becas, bolsas de trabajo, residencias, libros y útiles de estudio más baratos. Y orientando todo ello, la libertad de enseñanza y de investigación”. [15]
El libro cumple además lo que Guillermo Hoyos Vásquez, el eticista, sociólogo y filósofo de la Javeriana y la Nacional, hace poco fallecido, señalara recordando al  alemán Walter Benjamin : Esta historia significa comprometerse con un sentido de cultura y de progreso más complejo que el de los funcionalistas modernizadores. Es cuestionar radicalmente propuestas de desarrollo científico, técnico y tecnológico en las que el criterio para la innovación y las políticas de investigación se reducen a la producción y a la competitividad. Se ha olvidado el componente social del cual el historiador debe saber mucho, si se compromete sin pusilanimidad y sin cobardía, con la memoria.[16]
Por eso mismo creo que este libro constituye el afianzamiento y la consagración de una vida meritoria destinada por entero al servicio de la investigación universitaria y por sí solo es el mejor homenaje que pudiera hacerse a un educador Director de la Academia Colombiana de la Lengua.
(Bogotá, Diciembre 9, 2013)            




[1] Posada, Jaime : Utopía de la Universidad. Ed. Universidad de América, Bogotá, 2012.
[2] Posada, Jaime : Ibid. Pág. 22
[3] Betancur, Belisario: Preámbulo-La idea de la Universidad. En Posada, J. Ibid. Pág. 4
[4] Otero-Ruiz, E.: Prólogo al libro : COLCIENCIAS. Proyectos de investigación en salud 1974-1975. Ed. Colciencias-Ascofame, 1976.
[5] Otero-Ruiz, E.: La Universidad frente a las grandes urgencias nacionales. En: La Universidad Nacional de Colombia y la Política Nacional de Ciencia y Tecnología. Empresa Editorial, Univ. Nacional, Bogotá, 1989- Pp. 166-170.
[6] Otero-Ruiz, E.: 70 años del Cáncer en Colombia-Historia del Instituto Nacional de Cancerología. Ed. Géminis, Bogotá, 1999.
[7] Otero-Ruiz, E.: José Antonio Jácome Valderrama- Luminaria de Santander y de Colomia. Revista Estudio, AHS, Bucaramanga Año LXXX No. 338, pp. 184-194, 2009.
[8] Posada, Jaime, Ibid. Pag. 18
[9] Otero-Ruiz, E.: La Medicina Nuclear-Temprana historia y reiminiscencias personales. Ed- Kimprres, Bogotá,  2002-
[10] Otero-Ruiz, E.: COLCIENCIAS-Una infatigable labor de consolidación. Colombia, Ciencia y Tecnología 7:7-10, 1989. V. también Ospina, M.L.: Colciencias-30 años. Ed. S&O, 1998,
[11] Posada, Jaime : Ibid. Pág. 65
[12] United Nations A/CONF. 81/PC/CRP.2, April 1978.
[13] Posada, Jaime: La Conferencia en Viena. Ciencia, Tecnol. Y Desarrollo 3(4):657-665, 1979.
[14] Posada, Jaime: Ibid. Ciencia, Tecnol. y desarrollo Pág.660
[15] Posada, Jaime : Utopía de la Universidad. Ed. Universidad de América, Bogotá, Pag. 663
[16] Hoyos, G.: Inauguración Seminario Archivos, Memoria y Derecho a la Verdad, Bogotá, Publ. Alcaldía Mayor, Clara López O.- 2008. Pág. 28
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