domingo, 13 de octubre de 2013

José Luis Díaz-Granados y su devoción por el poeta Luis Vidales. El País, Cali, Oct. 13, 2013. / Algunas correcciones en beneficio de la verdad histórica. Por Carlos Vidales.

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José Luis Díaz-Granados y su devoción 
por el poeta Luis Vidales 

El País, Cali, Oct. 13, 2013. 

 Algunas correcciones en beneficio de la verdad histórica 
Por Carlos Vidales 

Mail difundido por NTC .... 

Octubre 13, 2013 

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¿De dónde proviene su devoción por el poeta Luis Vidales?


Me admiraba que siendo todavía un adolescente hubiera escrito Suenan Timbres. Una leyenda: había conocido a Picasso y a los surrealistas en París, y había venido a fundar el Partido Comunista en Colombia, en el año 30. Un hombre legendario que le hacía huelgas de hambre al presidente Olaya Herrera y trabajaba en el Dane, sencillo, de bajo perfil, un marxista profundo. Había estudiado economía y estadística en París, en 1926, y cuando llegó a Colombia dirigió los censos nacionales. Expulsado del Partido Comunista, se dedicó a la estadística y cuando se jubiló regresó a la política. Fue cuando vino el escándalo del allanamiento militar a su casa.

¿Usted también, como sus admirados Neruda y Vidales, ha hecho poesía política?


En los años 80 hice poesía sobre la guerra sucia y todas esas cosas, pero me cuidaba de no ser panfletario. Yo milité en política como candidato al Senado en el año 90 y a la Constituyente del 91 con Gloria Gaitán, pero sacamos poquísimos votos y entonces desistí de la política.

¿Quiénes han sido sus autores favoritos?


Los narradores anglosajones, sobre todo los americanos como Joyce, Virginia Woolf, Hemingway, Capote. Y los que yo llamo de la “alegría de vivir”, que le cantan a la primavera de los pueblos y que tuvieron una esperanza: Nicolás Guillén, Aragón, Jorge Zalamea, Paul Eluard, Neruda, Vidales, Cortázar y todos los escritores del boom, con los que nació nuestra Generación sin Nombre.
..." 
Fragmento tomado de: 
“Todo lo que me decía Gabo yo lo memorizaba”: poeta Díaz-Granados
José Luis Díaz-Granados escribió un revelador libro sobre su relación de 70 años con Gabriel García Márquez. Dice que hizo poesía sobre la guerra sucia, pero se cuidaba de no ser panfletario. ENTREVISTA
Por: Margarita Vidal Garcés
El País, Cali, Domingo, Octubre 13, 2013
Página entera en el impreso.
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De: Carlos Vidales . 

Fecha: . Estocolmo, 15 de octubre de 2013. 20:07
Asunto: Re: ¿De dónde proviene su devoción por el poeta Luis Vidales? . Fragmento de Entrevista a José Luis Díaz-Granados. El País, Cali, Domingo, Octubre 13, 2013.
Para: NTC  ntcgra@gmail.com

Siempre le agradezco mucho a José Luis Díaz-Granados que se acuerde con tanto cariño de mi padre aunque en esta oportunidad, junto con los agradecimientos, debo incluir algunas correcciones en beneficio de la verdad histórica. Transcribo aquí, textualmente, la respuesta de José Luis relativa a mi padre en la interesante entrevista realizada por Margarita Vidal, y agrego en seguida mis comentarios y correcciones.


¿De dónde proviene su devoción por el poeta Luis Vidales?


Me admiraba que siendo todavía un adolescente hubiera escrito Suenan Timbres. Una leyenda: había conocido a Picasso y a los surrealistas en París, y había venido a fundar el Partido Comunista en Colombia, en el año 30. Un hombre legendario que le hacía huelgas de hambre al presidente Olaya Herrera y trabajaba en el Dane, sencillo, de bajo perfil, un marxista profundo. Había estudiado economía y estadística en París, en 1926, y cuando llegó a Colombia dirigió los censos nacionales. Expulsado del Partido Comunista, se dedicó a la estadística y cuando se jubiló regresó a la política. Fue cuando vino el escándalo del allanamiento militar a su casa.
Vamos a ver: si Luis Vidales nació en 1904, como dice la tradición, tenía 22 años al publicar Suenan Timbres en 1926. Pero si nació en 1900, como se deduce de los documentos encontrados poco antes de su muerte, tenía en realidad 26 años. En ninguno de los dos casos era "todavía un adolescente". Concedo que pudiera serlo sicológica y emocionalmente, como yo, que a los 74 años sigo siendo un sardino; pero eso es algo que nadie, ni siquiera Freud, puede afirmar enfáticamente, como no sea el propio interesado. Era, sin duda, un joven precoz en un país y en una época en que los jóvenes de veinte solían comportarse como vejestorios solemnes y ridículos. Ya en 1922-23 había formado, junto con Luis Tejada, José Mar y otros, el primer grupo comunista que existió en nuestro país. Fueron jóvenes precoces y alborotadores como Vidales, Rendón, José Mar, Luis Tejada, Julieta Gaviria, María Cano, los Lleras y unos cuantos más, quienes escandalizaron a la rancia y triste capital con sus risas estrepitosas, sus metáforas irreverentes, sus ruidosas borracheras y sus conductas subversivas, lo que ha hecho pensar a muchos que se trataba de adolescentes inmaduros y rebeldes. Pero ellos fueron la vanguardia de las huestes intelectuales y políticas que derribaron la hegemonía conservadora y abrieron el camino a la república liberal. Y tengo para mí que lo tenían bien planeado, porque gozaron de la generosa protección del jefe liberal, general Benjamín Herrera, y de los grandes periódicos liberales de la capital y la provincia.

Pero en esa época no "había conocido a Picasso y a los surrealistas de París", como podría mal entender quien leyera apresuradamente las afirmaciones de Díaz-Granados. Mejor sería decir que después de publicar Suenan Timbres se embarcó para Europa y pasó una temporada en París, siguió cursos de ciencias políticas en el Instituto de Altos Estudios de la Sorbona (sin concluirlos, pues no existe diploma ni título habilitante) y allí conoció a Picasso, Breton, Aragon, Jorge Eliécer Gaitán y mucha otra gente importante pero, sobre todo, conoció la pobreza y el hambre; en 1927 fue designado cónsul general de Colombia en Génova por el gobierno colombiano y allí, en tierras italianas, conoció y trabó contacto con el líder comunista Palmiro Togliatti y otros notables miembros de la Tercera Internacional; en enero de 1929 renunció a su cargo diplomático como protesta contra la masacre de las Bananeras, regresó a Colombia y participó activamente en los grupos conspirativos que prepararon el intento bolchevique de los socialistas revolucionarios de 1930 (todavía hay en el Líbano viejitos que se acuerdan de esa tentativa heroica e ingenua); y luego formó parte del grupo fundador del Partido Comunista Colombiano y llegó a ser su secretario general en 1932.

Y no es verdad que "le hacía huelgas de hambre al presidente Olaya Herrera". Le hizo un bravía huelga de hambre al sistema político y judicial colombiano cuando, como castigo por haber lanzado ocupaciones campesinas de pueblos (como San Eduardo) o de latifundios, fue apresado por el ejército junto con centenares de campesinos y luego, junto con esos hombres humildes, fue condenado administrativamente a pagar prisión en las colonias penales del Araracuara. Firmó la sentencia administrativa el ministro Darío Echandía, para eterna vergüenza de la república liberal, porque no medió sentencia de juez ni proceso legal de ninguna clase. La huelga de hambre que Luis Vidales mantuvo a pulso y que lo puso al borde de la muerte, logró, junto con la solidaridad internacional, obtener la libertad incondicional de Vidales y los trescientos campesinos que, como él, fueron fieles, hasta la muerte, a su ideario comunista. Porque como dijo Vidales en su hora, no era su libertad personal, sino la libertad de sus trescientos camaradas lo más importante. Así pues, no fue una huelga de hambre de un poeta contra un presidente, no. Fue un combate de clase de un grupo de revolucionarios contra un sistema arbitrario e injusto.

En 1935 se agudizaron las contradicciones políticas en el interior del Partido Comunista. Vidales sostenía la necesidad de la insurrección agraria y afrmaba (como después lo haría Mao Tse Tung -o Mao Zedong- en China), mientras la Tercera Internacional (stalinista) afirmaba que la tarea principal era proteger a la Unión Soviética y hacer alianzas con las burguesías nacionales y progresistas (liberales). Después de un forcejeo político muy peligroso y amenazante, Vidales logró negociar su salida (no expulsión, nunca fue expulsado) del partido y, desde entonces (1935) debió cumplir tareas "bolcheviques", desde el interior del liberalismo, como explícitamente lo reconoció Gilberto Vieira a finales de los años ochenta. Puedo afirmar, como testigo de primera línea, que mi padre cumplió misiones políticas para el Partido Comunista durante mis años de infancia y adolescencia, tanto en Colombia como más tarde, en nuestro exilio de Chile.
  
Vidales fue nombrado director nacional de Estadísticas al finalizar la década de 1930. En 1945, terminada la Segunda Guerra Mundial, se inició en todo el planeta la llamada Guerra Fría y una de las primeras víctimas fue mi padre, quien fue destituido bajo falsas acusaciones y pruebas fraguadas, de la Dirección Nacional de Estadísticas. El señor contralor general, Plinio Mendoza Neira, padre de Plinio Apuleyo Mendoza (a quien no califico por ser incalificable), fue quien organizó la intriga sucia que culminó con la destitución de Luis Vidales, intriga por la cual el estado colombiano debió pagar más tarde indemnización y compensaciones, en la década de 1960. El gobierno de Lleras Camargo le ofreció el cargo de jefe de publicaciones en el DANE (1962?), el que ocupó hasta la edad de su jubilación.

Jubilado, no regresó a la política, como dice Díaz-Granados. Siguió en la política, en la que siempre había estado y de la cual nunca había salido. El Partido Comunista lo reincorporó oficialmente a sus filas, liberándolo de sus tareas de infiltración dentro del liberalismo, a fines de la década de 1970.

"Fue cuando vino el escándalo del allanamiento militar a su casa", dice Díaz-Granados. No. Eso fue en 1979, después de la operación del M-19 en el Cantón Norte, porque la inteligencia militar sabía que yo era miembro de la dirección nacional del M-19 y el señor general Vega Uribe confundió al papá con el hijo, tal como lo cuento en el blog que he dedicado a mi padre. He de decir, en honor a la verdad, que no me molesta en absoluto que el Partido Comunista y sus amigos crean que a mi padre lo metieron a conversar con los caballos del ejército por comunista y, sinceramente, preferiría que sí fuera, porque desde antes del operativo del Cantón Norte me opuse a él y siempre sostuve que esa era una operación aventurera, irresponsable, desmedida y arrogante, aunque impecablemente ejecutada... y estúpidamente concluida. Pero esa es otra historia. A mi padre lo metieron entonces a las caballerizas de Vega Uribe porque lo confundieron conmigo.

Finalmente, ya que estamos haciendo aclaraciones históricas, no sería del todo malo decir que Luis Vidales siempre supo en qué guerrilla estaba yo metido. En algún momento tuvo el gusto (él mismo dijo que era un gusto) de guardar la espada de Bolívar. Siempre supo cuándo yo me iba para la selva y cuándo volvía a la ciudad. Etcétera. Y siempre me guardó el secreto, o los secretos, frente a todo el mundo, incluso frente a su propio partido.

Valgan estas aclaraciones para ajustar cronologías y circunstancias, porque sin ello la historia se vuelve incomprensible, mítica, "legendaria". Nuevamente agradezco a todos los que recuerdan a mi padre, a los que estudian su literatura, a los que honran su integridad personal y política y a los que intentan, con honradez y sentido crítico, comprender los hechos y procesos de la historia política de Colombia del siglo XX.

Saludos.
Carlos Vidales
Estocolmo, 15 de octubre de 2013.